Evaluación y Tratamiento de dificultades de aprendizaje y Altas Capacidades
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición que afecta el desarrollo social, la comunicación y el comportamiento. Las personas con TEA pueden tener dificultades para comprender las normas sociales, como el contacto visual o las interacciones verbales, y pueden preferir actividades solitarias. A menudo, muestran patrones de comportamiento repetitivos, como movimientos repetitivos o la insistencia en mantener rutinas estrictas. Aunque cada persona con TEA es única, algunas pueden tener dificultades para entender las emociones de los demás, lo que puede dificultar las relaciones sociales. Los síntomas pueden variar en intensidad, desde leves hasta más marcados, y pueden mejorar con el tiempo con el apoyo adecuado.
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por dificultades para mantener la atención, impulsividad y, en algunos casos, hiperactividad. Las personas con TDAH pueden tener problemas para concentrarse en tareas que requieren esfuerzo mental prolongado, lo que afecta su rendimiento académico o laboral. También pueden actuar de manera impulsiva, interrumpiendo conversaciones o tomando decisiones sin pensar en las consecuencias. En el caso de la hiperactividad, puede haber una necesidad constante de moverse o de hablar en exceso. Estos síntomas pueden generar dificultades en la escuela, el trabajo y las relaciones interpersonales. Con el apoyo adecuado, las personas con TDAH pueden aprender a gestionar estos síntomas y desarrollar estrategias para mejorar su enfoque y organización.
La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que afecta la capacidad de leer y escribir con fluidez. Las personas con dislexia pueden tener dificultades para reconocer palabras, comprender lo que leen o escribir correctamente, a pesar de tener una inteligencia normal o incluso superior. Los síntomas comunes incluyen la inversión de letras o palabras, la dificultad para seguir el ritmo de lectura y la confusión entre sonidos similares. Aunque la dislexia no está relacionada con la inteligencia, puede generar frustración y ansiedad en el entorno académico. Con la intervención adecuada y estrategias de apoyo, las personas con dislexia pueden mejorar significativamente sus habilidades de lectura y escritura.
La disgrafía es un trastorno del aprendizaje que afecta la capacidad para escribir de manera legible y coherente. Las personas con disgrafía pueden tener dificultades para formar letras de manera correcta, escribir a mano de forma desordenada o experimentar dolor al escribir. Además, pueden tener problemas para organizar sus pensamientos por escrito, lo que dificulta la redacción de textos. Aunque la disgrafía no está relacionada con la inteligencia, puede generar dificultades en el ámbito escolar y profesional. A menudo, las personas con disgrafía también tienen problemas con la coordinación motora fina, lo que puede afectar otras actividades que requieren destreza manual. Con apoyo adecuado, como el uso de herramientas tecnológicas o adaptaciones en la escritura, es posible mejorar estas habilidades.
La discalculia es un trastorno específico del aprendizaje que afecta la capacidad para comprender y trabajar con conceptos matemáticos. Las personas con discalculia pueden tener dificultades para realizar operaciones matemáticas básicas, como sumar, restar, multiplicar o dividir, o pueden tener problemas para entender conceptos como el tiempo, la medida o la orientación espacial. Estos desafíos pueden generar frustración en el entorno escolar y dificultar el aprendizaje de las matemáticas. A pesar de tener una inteligencia normal, las personas con discalculia pueden necesitar enfoques educativos y estrategias personalizadas para desarrollar sus habilidades matemáticas. Con apoyo, pueden aprender a manejar las matemáticas de manera efectiva y superar las barreras que presentan este trastorno.
Las personas con altas capacidades intelectuales (también conocidas como superdotación) tienen un cociente intelectual superior al promedio, lo que les permite aprender más rápidamente y procesar información de manera más eficiente. Sin embargo, no siempre se trata solo de tener un alto rendimiento académico; las personas con altas capacidades pueden experimentar desafíos emocionales y sociales. A menudo, se sienten desconectadas de sus compañeros debido a sus intereses o habilidades diferentes, lo que puede generar sentimientos de aislamiento. Además, su rapidez para aprender puede llevar a la falta de motivación o aburrimiento en el aula. Es importante proporcionarles un entorno estimulante y adecuado a sus necesidades para fomentar su desarrollo intelectual y emocional.
Las Dificultades de Aprendizaje (DA) o Trastorno Específico del Aprendizaje, abarcan cualquier dificultad notable que un alumno encuentra para seguir el ritmo de aprender de sus compañeros de edad y que se manifiesta en un área o campo determinado: lectura, escritura, cálculo, lenguaje, razonamiento y la función atencional que sostiene todo el proceso de aprendizaje.
Pese a sus diferencias, todas ellas se caracterizan en que el rendimiento escolar del alumno es muy inferior respecto a su capacidad intelectual. Las DA hacen que los niños procesen la información de forma diferente. Las DA no incluyen problemas de aprendizaje causados por retraso mental, problemas de audición o visión severos o desventajas ambientales o culturales.
Las DA pueden llevar asociadas otros tipos de problemas que muchas veces son las “señales de alarma” para los maestros o padres:
- Vocabulario limitado, problemas de expresión oral, dificultad para pronunciar bien las palabras…
- Trastornos motores y/o dificultades de organización temporal y/o espacial…
- Trastornos de la percepción visual
- Problemas para comprender instrucciones y para comenzar las tareas.
- Problemas para aprender a estudiar, baja atención y memoria.
Los niños con Trastornos de Aprendizaje suelen mejorar con la intervención psicopedagógica no presentando, en la mayoría de los casos, más problemas en la vida adulta.
Sin embargo, si las dificultades de aprendizaje no son tratadas a tiempo pueden producir, a parte del retraso educativo, un conjunto de situaciones secundarias para el niño y su proceso de enseñanza-aprendizaje. Los repetidos fracasos suelen llevar a la desmotivación, aversión a la escuela y respuestas emocionales inadecuadas.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico se realiza mediante la aplicación de una batería de pruebas que evalúan diversas funciones cognitivas verbales y no verbales: lenguaje, desarrollo visoperceptivo, psicomotricidad global y fina, lateralidad… Así como pruebas que evalúan la competencia del área específica en la que el niño muestra una dificultad (Atención, Lectura, Escritura, Comprensión Lectora, Razonamiento matemático, Cálculo mental…).
El objetivo de toda valoración es la realización posterior de un tratamiento reeducativo para que el niño supere las dificultades detectadas. La coordinación con la familia y el centro escolar del niño (profesores y tutor) es fundamental para poder establecer las pautas educativas y metodológicas apropiadas.
